18.5.11

LAS PIRAMIDES DEL CIELO


POR CARLOS FLEITAS
Cuando los guías exclamaron: "el palacio, el palacio" John Lloyd Stephens supo que las palabras perdidas en un libro de improbables geografías, habían encontrado un destino. Ni la extranjera fiebre ni la selva que todo lo devora y nada lo devuelve, lograron el ocaso de su voluntad. Había llegado a las ruinas solitarias de la ciudad maya que los indígenas choles llamaban Otolum, o sea, lugar fortificado y que para Stephens era la anhelada Palenque. 
[Leer Las Pirámides del cielo en iPaper]